viernes, 29 de mayo de 2009

A salvo la luz del suelo!

"El viento aulla como un martillo
la noche sopla fría y lluviosa
mi amor es como un cuervo
con un ala rota en mi ventana"
Bob Dylan
Love Minus Zero/No Limit


I
No harto del sol
abrió los brazos y descendió
apuntando con palabras…
-Vamos al sol- se escribió en la frente.


II
Hablemos del mar encendido en las piernas
la prisa del viento por matar al frío abrió tus alas
Mariposa de ensueño me envolví en tu seda
y al revolcarme para salir escuché toda tu vida.
Otra vez estamos acá
en este teatro la vida forjó mi piel
y es que al pasar hice gemir al dolor
a escondidas de la luz
tuve que huir al silencio.
La voz es tu perfume
preciosa te vi tan piel…
arenas vírgenes
tu miel suspira versos
y mi lengua acaricia las sombras
de vuelta te vi en el sur
y en sueños te toco los pies
salgamos afuera del cuerpo
y a solas en el sol hablemos del mar.


III
...y el sol no se quiebra al caer
no vemos las sombras de ayer ni mañana
ni hablar de la razón y el recelo
siempre imaginé la reinvención.
Escucho a la pared
y las ventanas de madrugada
sábado de ensueño
y al amanecer el sol cae sobre mis pies
y el calor, y la piel
la miel se desarma como una canción de cuna...





IV
La luna rebalsa de noche, es tarde.
Las horas se estiran y juegan pero no se rompen
la niebla se sirve ente taza y tazas de te
y la sangre se mueve dentro del cuerpo.
Rebrotan los sueños y la espuma en los labios
los años, la fe.
No hay calma, no hay luz
no hay duelo, no hay agonía.
Todo es sensación de insomnio, vibración
sensación de cortinas atravesadas por el amanecer
que atormenta y estalla mirándonos a los ojos.
Tenue es el trazo del barco artificial
navega a la deriva del mar, sin velos
cegado emula improvisar el juego
gime y grita en libertad
busca el silencio y un tren
la sombra recubre su piel
y solo espera una sentencia:
La verdad.


V
A los pies del puente no hay sangre.
¿Quién se va hoy?
El ángel sentó las bases
sin mirar atrás el deseo salió a la calle
salvaje, sin alas
tan suave, suelto a decir, sin red.
Ha dejado de correr
ya no hay cartel, ya no hay función
en el fondo del jardín se quiebra la escalera al cielo,
Yo siento los pasos
no es un problema el dolor
tan sutil sentenciar el ardor en llamas,
la piel cubierta y sin sol
amanecer ya no existe
no hay lunas en tu boca roja mía.
Perfumado el mediodía.
¿Quién se fue hoy?
Acabó y pensó en llegar.
Nunca dijo qué haría desde allá,
en sueños le toqué las manos
y sin pensarlo atravesó la pared.
VI
¿Y dónde está tu voz?
¿Dónde está mi sangre?
¿Y la ceremonia?

El tiempo sangra en hojas secas,
el terror,
la risa incómoda.
De madrugada caminar es tan inmenso
es tan intenso dormir sin despertarse
el terror encandilado en la tormenta.

Nunca pregunto por las flores antes del alba,
el manto nos duerme en sueños revestidos de amanecer.
Antes o después.
Caminar al centro y no es por cortesía,
por si no se sabe,
hoy llueve aquí dentro
y no puedo levantar las piernas al sol,
abierto el corazón no hay dios sin freno.
El tiempo late en los ojos que matan hacia adelante,
que marchan trazando el encantamiento,
huelo en la tormenta el perfume de cocina vestido de sed.

VII
No se despega del rey, ya no hay salida
muerta de risa, mirando la pared
desiste de salir del jardín.
No hay nada más que el sur
donde la luz espera
donde no hay jardín sin rey.
Ya sola en el mar atravesó la red
ahogada sin responder,
resentida en sus propios pies
abrió la piel a sus manos.
Respira tímida la bruma de jugar
anhela quizás las puertas del reino
y sabe bien que en estos días si quiere
él podrá verla con solo dejar caer el perfume.





VIII
De pié en el nido subió la voz,
la sangre brotó de la tierra como el fuego.
La voz.
Y el viento enorme fundó la rabia,
la sierra desapareció.
Sin magia,
la calle dibujó posibles nombres al otro lado.
Cruzamos el espejo de los valles que respiran,
el mar guarda la luz en el aire.


Agosto a los ojos de dios,
el frío terminó por disolver el reloj
la bruma se deshizo
y en la mesa desperezaron la escucha,
lejos, muy lejos del sol
vientos del sur en e Agua
antes del fin
buscaron el centro


Ayer las manos predijeron la muerte,
inocentes de la luz.
De noche espero amanecerte para ser
a ver si el aire nos respira
la piel ya no nos espera…
Tengo el derecho sublime de amalgamar tu voz,
en el parque soy quien vio la tierra…
A salvo la luz del suelo
en el valle de la canción
vientre de miel guardas la espuma del mar
¿Cuánto más?
Esperan el despertar de la magia del alma
hay miedo
en la bahía ya no hay viento ni horizonte
flores desde el mar que me asfixian,
cerca del puente las guirnaldas y la miel.
Deshojando tu andar quise probar tus ojos
y al dormir estabas de pie y yo te vi rendida a morder sus pies…




Espera dormir la noche.
Tarde a la luz la sangre estalló por volver
y el bosque sembró la cruz.
Salir a caminar la noche
hay en el aire retazos de un disfraz
un desliz,
verbo particular
un camino incierto,
y detrás cayó un ángel
y escucho la melodía sin nombre
a un año del hambre en la equina del sol.


Las piedras ardieron
y gritando al fuego una mariposa floreció del tallo
y la canción se hizo carne.

IX
Se dio el amor tan cerca, y claro
más allá el espíritu y el agua
más allá
detrás de la voz,
voy a dejar tu piel abierta al sol,
suspendida.

X
Se despertó en la lluvia,
yo la escuché cantar entre paréntesis para no adelantar el alba.
¿Total para qué?
En el campo no hay estrellas,
suspiro los dolores que han crecido como espigas…
¿Cuánto falta? ¿Cuánto queda?
Atravesó la calle buscando acariciar la lluvia
no pude ver si está rota,
ya no llora, y quiere volver a la ventana.
De vez en cuando se da vuelta
y en la brisa siente el perfume de las flores
la veo bailar desnuda en el palacio,
alrededor del nogal enloquecida se cayó y deshojó la luna al amanecer.





XI
Sin mirar atrás me vi distendido un instante, los trenes cambian sin detenerse, sin perder el tiempo, ruedan los años hambrientos que nos han visto desde el futuro, están al acecho, esperan la distracción para hacernos caer. Tengo sueño y hoy parece que no va a llover, es porque el cielo obedece tus reglas, sensación de sonrisa. Tus pómulos quedan fijos en los paralelos del aire. El destello fugaz tan salvaje… Acaso me pregunté: -“¿Qué está mal? Mañana los ojos del vidente no morirán, ni tampoco el año que viene”-. Una grieta desagradable se atravesó en la pared. Las ventanas forman parte del todo, la fórmula es combatir. Estalló cuando puse mi mano en sus labios, sonrisa boquiabierta y al mismo tiempo susurrándonos a los ojos los dos… y mis manos… las persianas se estremecieron en la habitación solitaria. Me desperté temprano. Ya han compensado los gastos, después del incendio abrieron las puertas, y en nombre de la ciudad, yo decido invitarte a dormir,. El viento destrozó las piedras, el mar sigue corriendo, busca asilo, y funda bahías en arenas vírgenes, y yo, casi sin fuerza, tengo mucho frío.

XII
Caminar, caminándote.
Caminar pisando huellas vírgenes de piel.
Caminar caminándote.
Caminar, tocarte la cara en gotas de lluvia.
Caminar, caminándote.
Caminar soñando que no habrá más diálogos en la escalera.
Caminar, caminándote.
Caminar, atormentado por tu risa desbordando mi panal.
Caminar, caminándote.
Caminar, volar en el bosque de las sonrisas.
Caminar, caminándote.
Caminar, cayendo perdidas mis huellas vírgenes de tu piel.
Caminar, caminándote.

XIII
¿Y cómo es que todo se abre
y siempre hay en tu piel una pequeña pizca de querer cerrarlo todo?
Siempre se abren las palabras a distancia
hoy encima la lluvia y la profundidad
no hay hoy sensualidad,
hoy ya no nos queda ni eso.





XIV
Ella tiñe su voz de flores y dos voces anteceden a dios
cuántas luces ante el miedo
el horror se escabulle sin buscar la salida y la piel
la miel espera las sombras
y descubre en mis manos el perfume
y su sien se derrite en mi alfombra
y se muere de pie
se arrodilla explorando las huestes del pasado
y no piensa las letras sin dejar de hacer su papel
en el jardín no están bien los ánimos
se caen las luces
ensucian el centro de mis manos
al anochecer aluden las formas sin dejar de pisar
los pies deslizan sus formas.
Al fin,
dejándose llevar el tiempo planea como nunca
ya nadie muere
sin embargo desde el cielo me dijo
quiero preguntar si en su vientre han rociado miel
si en sus pasos han volado bajo y fiel
blanco el pasar de arena, busco emblemas en los ojos
si la leche llegase a arder, serían mis hojas
la soledad del pudor que germina colores
sedientos los suspiros que se ríen en libros llenos de lunas
sobrevuela la influencia tan alto como el sol
en narices de avena el dolor cuenta el tiempo
y una canción se ha escrito en mi cuerpo.
despertate del hastío.
El mar nos trajo rayos y primaveras
ya no hay neblinas inciertas
comprendí que el agua es la verdad
y la fuerza se deshace al transpirar
la tierra embarra los cuerpos y las redes
se enredan como raíces
se enlazan con las manos, los dedos, y los pies
y los besos de arroz
y los labios perfumados aún resuenan como ecos en mi sien
hoy te veré cantar ya no hay eclipses
la sangre brota en lazos de ilusión
sentada vas a esperar
Ensayo prueba y fulgor
arden los gestos
despacio estoy yendo hacia el umbral de tu voz.
XV
Se derrite el cielo sin nombre
y sube a través de mí,
el valle de la flor no tiene frío.
Ciega la lágrima, sin calma otra vez,
la noche espera despierta, se quiebra la paz
y la voz del amor en dolores se enreda
cuando el cielo se derrite sin nombre,
Viento del sur.
La luna se revuelca, y bajo la escalera
deseos arrodillados a la deriva,
no habrá nadie que se salve.
Veo volar a la mariposa de seda,
abre sus alas en el valle de la flor
virgen del alba se derrite al cielo sin nombre
y sube a través de mí.

XVI
Sonríe con los ojos
y al despertar llama al silencio.
Busco en las sábanas un cuarto de luz
no estoy tranquilo, y viajo sobre sus pies.
Dos manos desatadas al silencio
y no entiendo la rabia de las lilas al amanecer…
-En espejo flotan los ojos buscando el sueño-
Escribió con un beso en la casa del viento.

XVII
Estoy otra vez con las palabras contadas.
Tengo que dejar de escribir.
No siento ya la sensación de poder navegar
para jugar a decir lo que el aire sugiera, no.
Hay humedad y el calor está perdiendo el despertar contra el frío,
el invierno al acecho me hiela las cuerdas vocales
y quizás sea eso lo que me rompe la voz…


XVIII
Sonriente se alejó desnuda.
Empezó a caminar
atravesó la pared y entró a la selva sin hablar
la luz vengó su suerte,
ya en el mar cubrió su cuerpo con algas
y regó de vida su vientre…
XIX
Quiero quemar la música de los versos de invierno.
Declaro la invención de morir de sueño.
Quiero salir a buscar una estación
donde la luna y el sol sean estados de conciencia,
y el frío y el calor,
se regulen con la intensidad de besos asesinos
que devoran el miedo a la muerte,
tan caníbal y olvidad en el desierto de la sien.
Ríos altivos y dispersos.
¿Al lado de qué lugar en mi lugar en el mundo
jugás a abrir tu piel, mujer de verbo singular?
Encontré la llave de la casualidad en el resplandor de los ojos.

XX
Sola sobre el algodón cambió su nombre
así renovó su vida aquí,
de pájaro fue el vuelo que coronó la escena
y el frío, inesperado ardor
al darse vuelta no estaba sola,
chocó su pies con un ángel…
y yo siento a veces que la madrugada desespera.
¿Por qué?
Hablaron del roce de los cuerpos
del acto heroico del rocío, de la fiebre y el calor
con tanto miedo de quebrar la barrera de coral
que nunca bucearon siquiera para llegar a romperlo
no, pudo más el futuro anhelo del deseo,
y ya sin preguntar, espías inocentes,
caníbales del ensueño dibujaron sus esquemas,
y perfumados acariciaron la muerte
y rieron hasta llorar, y ya sin suerte
dejaron caer sus máscaras al jardín azul,
al mar que ilumina el sur.
¿Por qué?
El murió al sumergirse en la agonía del fuego
y ella camino por noches y días
entre bosques de espinas hasta que una tarde
despertó en un valle de algodón
a orillas del río de la desolación
donde destilan los alcoholes del desamor
y lavó sus pies, y se comió las flores
y curó sus heridas, y decidió cambiar su nombre.

XXI
Estuvo con el verso en la boca y muerto de sed,
por ello se llevó la botella a los labios y dejó de ser.
La fiebre lo traspapeló.
El cuerpo terminó dentro de una botella
y por fuera, bordeando las partes del aire,
solo versos sin piel.
Enfermo y expresivo se arrojó a la agonía de no ser.
Una estrella que no está, flota sola,
una estela al viento.
El alma se desencontró con el cuerpo.
El poema supo que esto iba a pasar, para qué mentir,
siguió el curso del río, y se dejó llevar.
Las palabras liberaron al amor del vestido verde,
y el calor en cambio quedó atrapado y a salvo en la luz del suelo.

XXII
El reloj despertó la lluvia
y una canción jugando con el sol,
el corazón se arrinconó en la niebla soñando en un color…


Vomitando el sol a través del mar
desvistiendo el escenario.
Al fin la resurrección funda el bosque que ha forjado la vendimia
ya no hay más que hablar,
besos con arroz desterrados en el tiempo.
Ya sin velos hoy
caen sobre mí viejas lágrimas de hambre.


Y voy a ser un verbo efervescente
una ilusión que muere y cae
la sensación del viento irreverente
Mirar el mar jugando con el sol.
Una canción arrinconó a la niebla
Una silueta deshoja y cae,
la sensación del viento intrascendente me despertó


Flores desde el mar brotan por sentir ceremonias en la sangre
Verde amanecer la revolución se ha anidado entre las sábanas de mayo.
Me quebré la voz al verte sangrar atravesada por el viento
y hoy tal como ayer puedo entrelazar los calambres desde el cielo.
XXIII
Hoy late en mis pies la senda del amanecer
y ya no tengo tus pies
ya no para pisar fuerte y sin sangre.
Con tu nombre esencial
el sueño recrudece al insomnio
que grita precedido por velos,
-Hoy la sangre es fría al amanecer-.
Gira a tiempo en labios pardos,
sinceros de azar que beben del sol halos de agonía.
Sin contemplar las señas, y atento a tu nombre
me muerdo los labios para emular tu voz.
Sentado de madrugada
te imagino de espaldas en un rincón de la cama
como volviendo al cielo
como volviendo a navegar,
otra vez por aires que se abren sin vueltas.
Nada de pieles vestidas con poemas de seda.
Nada de estelas lunares sin luna llena.
¿Total para qué?
Brilla el regalo cubierto de mí para preservar la fe enceguecida de volver a volar a tus pies.
Todas las ventanas de algodón se encallaron antes de partir suaves a buscar el precipicio de tu libertad.
En mares de fugacidad dejé mis huellas,
deshojé mis manos y me dejé caer.
-Hoy la sangre es fría al amanecer-.


XIV
Ya no hay disfraz para esquivar la espuma
las fotos en blanco y la arena en los pies
hay barcos sin destino
caminando no te vi caer,
entre bocas y quejidos hambrientos el encanto fue tu sangre.
Robaste tiempo al mirar la pared,
tan vacío y sin mirar
simplemente la cabeza entre los pies
y desatento y sin síntomas de girasol
tengo algodón en la sangre…
y puedo decir que está a salvo la luz del suelo.